
El plan maestro de Lomas Verdes. Un proyecto desconocido de Juan Sordo Madaleno y Luis Barragán
Escrito por: Giulia Mela | enero 27, 2020
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(Foto de portada: Sección longitudinal del “Corazón” de Lomas Verdes (1964, 1965-1997), Luis Barragán y Juan Sordo Madaleno. Dibujo realizado por la Ph.D. Arch Giulia Mela. © Giulia Mela, 2014. Todos los derechos reservados.)
Los arquitectos Juan Sordo Madaleno y Luis Barragán fueron amigos, colegas y unidos por un profundo respeto mutuo. En 1964 se les convocó a que diseñaran juntos el plan maestro de un fraccionamiento urbano para 100,000 habitantes en el municipio de Naucalpan de Juárez, Estado de México, a 20 kilómetros de la Ciudad de México.
A pesar de ser una obra fundamental en la carrera de ambos proyectistas, el plan maestro de Lomas Verdes es todavía poco conocido porque, con la excepción de algunas infraestructuras, éste quedó en gran medida inconcluso. La causa de su incompleto estado es desconocida hasta la fecha, pero atribuible a un cambio en las contingencias económicas de los clientes, que eran dos empresas privadas del Estado del Vaticano.
Lomas Verdes se extendió sobre 380 hectáreas de terreno montañoso, ocupado por pastos y campos. El sitio estaba delimitado al norte por el Río Tlalnepantla que, en pocos años, fue cerrado y convertido en el embalse de Presa Madín.

Sordo Madaleno y Barragán finalizaron el plan maestro en 1967 con la colaboración de los arquitectos José A. Wiechers, Andrés Casillas y Raúl Ferrera. La estructura urbanística consistía en una red de súper carreteras que conectaban Lomas Verdes con la lindante Ciudad Satélite. Los caminos cardinales, Avenida Lomas Verdes y Paseo Lomas Verdes, se entrelazaban en correspondencia con el cerro principal sobre el que tenía que levantarse el centro cívico, también llamado “Corazón de la Ciudad”. Carreteras secundarias penetraban en las cuatro colonias suburbanas situadas en las colinas que rodearían el “Corazón”.
Las colonias suburbanas, diseñadas para acomodar a decenas de miles de personas, fueron estructuradas en torno a un núcleo que albergaba tanto espacios colectivos, recreacionales y servicios primarios, como escuelas y centros comerciales. Cada colonia estaba compuesta por 4 o 5 unidades vecinales, de modo que se impulsaría la interacción entre las familias residentes.

Barragán y Sordo Madaleno también fueron llamados a planear 20,000 alojamientos. Su programa funcional fue muy ambicioso e incluía el diseño de diferentes tipos de viviendas con el fin satisfacer las necesidades de las diferentes clases sociales que habitarían la zona.
Planearon la construcción de casas-torre, condominios y casas-terraza. El tipo más comúnmente usado fue el de la casa adosada en formatos simple y dúplex. Según la información del archivo, Sordo Madaleno desempeñó un papel protagonista en la definición de este tipo de viviendas y sus 6 variantes. Unas de estas se construyeron en La Alteña (1968), un barrio cerrado próximo a Lomas Verdes y diseñado con la participación de Barragán. La calidad de estas residencias sugiere un alto standard de ejecución al que aspiraban los proyectistas.

Asimismo, el Edificio Símbolo -diseñado a escala arquitectónica- nos permite imaginar la calidad global de la intervención urbanística. Era una construcción formada por dos torres de oficinas yuxtapuestas y situadas en la entrada sur del “Corazón”. Esta arquitectura sintetizaba armoniosamente el lenguaje arquitectónico de ambos arquitectos. Por un lado, las fachadas de muro cortina, orientadas al norte y al este, mostraban la clara influencia de Sordo Madaleno, quién había utilizado soluciones similares en proyectos anteriores como el Hotel María Isabel (1961) y el Palacio de Justicia (1964) en la Ciudad de México. Por otra parte, el lenguaje de Barragán se expresaba en la materialidad de los prospectos interiores.
Desde la plaza que rodeaba el Edificio Símbolo, se iniciaba el paseo arquitectónico ascendente que, con un largo de casi un kilómetro, conducía a través del “Corazón” hasta a una iglesia cúbica en la cúspide. Este recorrido este-oeste era concedido para ser una liturgia espacial ritmada de estancias urbanas e imponentes volúmenes coloreados en tonalidades vibrantes, como rojo, naranja y ocre.

El Centro de Lomas Verdes fue diseñado para ser totalmente peatonal y rodeado de áreas verdes integradas a un vasto sistema de parques públicos lineales que fluían a lo largo de los barrancos. En general, el “Corazón de Lomas Verdes” debió haber encarnado la identidad civil de esta nueva comunidad suburbana, que aseguraba un modelo de vida basado en el uso democrático del espacio colectivo.
A este respecto, Sordo Madaleno declaró en 1968:
“Luis Barragán y yo venimos tratando de combinar el urbanismo y la vista en tal forma que la gente pueda vivir a gusto […] [En Lomas Verdes] Las familias pueden vivir en pequeños grupos, comprendiendo y desarrollando la calidad de la buena vecindad. Continuaremos con escuelas, oficinas, iglesias y centro comerciales, clínicas y quizás hasta universidades. En resumen, estamos tratando de construir un enfoque más civilizado, hasta donde nuestra descarriada civilización nos lo permita”.
En todos los aspectos el masterplan de Lomas Verdes revela una visión humanista orientada a dar respuestas concretas a los problemas que afectaron, tanto ayer como hoy, a la Ciudad de México. A sus 60 años, el proyecto mantiene intacto su valor intrínseco, ejemplificando la asociación entre dos de los arquitectos más importantes de México en el siglo XX.
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