
Recordando la obra de Juan Sordo Madaleno en sus 105 años
Escrito por: Eduardo Alarcón Azuela | octubre 28, 2021
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Sin lugar a dudas, Juan Sordo Madaleno es uno de los arquitectos más destacados de la modernidad en México. Nació en la Ciudad de México el 28 de octubre de 1916; aunque realizó su educación básica en España, se formó en nuestro país en la Escuela Nacional de Arquitectura en los años treinta cuando esta institución se encontraba en la Academia de San Carlos. Varios autores coinciden en que su trayectoria puede dividirse en tres etapas:
El primer periodo de la obra de Juan Sordo Madaleno se manifestó en los años cuarenta asociado con el arquitecto Augusto H. Álvarez, donde proyectaron en conjunto edificios de departamentos de pequeña escala en las colonias aledañas del centro de la Ciudad de México.

Muchos de éstos expresaban los principios del arquitecto francosuizo Le Corbusier, así como los preceptos de la clausurada escuela de la Bauhaus en Alemania: grandes ventanales para aprovechar al máximo la iluminación, planta y fachadas libres de elementos estructurales, materiales industriales aparentes, etc. Lamentablemente muchos de estos inmuebles han sido demolidos, por lo tanto nuestro único testimonio son las fotografías históricas.
Un parteaguas en la trayectoria de Juan Sordo Madaleno fue el Instituto de Geología dentro de la Ciudad Universitaria (1953), en coautoría con los arquitectos Luis Martínez Negrete y José Luis Certucha. Este edificio que sigue en pie y que ahora pertenece a la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción de la UNAM, se integra armoniosamente a este conjunto urbano-arquitectónico en el que participaron los arquitectos más importantes del México moderno.

A partir de la década de 1950 apreciamos una segunda etapa en la carrera de Juan Sordo Madaleno. Los edificios van a adquirir una escala cada vez mayor y una importante presencia en las entidades urbanas. Ejemplos de este periodo son la Torre Anáhuac, el Hotel Presidente de Acapulco, la Iglesia de San Ignacio de Loyola, la Fábrica de Cartuchos Deportivos en Cuernavaca o incluso el Palacio de Justicia en la Ciudad de México.

A pesar de que se trataban de escalas metropolitanas, Juan Sordo cuidaba mucho la factura de los detalles arquitectónicos de sus diseños. Por lo tanto, a pesar de su presencia urbana, los materiales utilizados tenían una función generosa hacia los usuarios. En este caso los cinco inmuebles antes mencionados de este periodo han llegado a nuestros días, aunque en algunos casos con severas modificaciones con respecto a su estado original.
La última etapa se aprecia desde finales de los años sesenta y en la década siguiente, con la inauguración de los centros comerciales Plaza Universidad (1969) y Plaza Satélite (1971). Además, Juan Sordo Madaleno experimentó la utilización de volumetrías diversas como puede apreciarse en el edificio de oficinas en Avenida Palmas 555, la distribución aleatoria de los entrepisos pareciera dar lugar a un juego de prismas que se van alternando en el espacio.

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